domingo, 29 de agosto de 2010

Capítulo 3. Supervivencia.

Me desperté aturdida sin saber bien donde estaba. Giré mi cuerpo para ver que hora era en mi reloj de números fosforescentes. Se me heló la sangre al recordarlo todo. En lugar de mi cuarto estaba la playa con su extenso mar de un hermoso azul y el espeso bosque. En lugar de mi cama estaba esa pegajosa arena. Me rasqué el brazo mientras pensaba qué era lo que podía hacer hoy.
Lo más útil sería ir a buscar el río o estanque o lo que fuera donde había agua potable, (el agua de la cantimplora había se había acabado) pero no me atrevía a entrar en el bosuqe. Daba grima.
Noté que me picaba la pierna y me la rasqué también mientras seguía discurriendo.
Podía buscar comida, por ejemplo mejillones escondidos entre las rocas (aunque los odiara), si eso conseguía aliviar el horrible vacío que había en mi estómago.
Me seguí rascando rabiosamente la pierna pero el picor no se iba. Miré a ver que era lo que ocurría en mi piel.
Oh, mierda.
Estaba cubierta de picotados. Totalmente cubierta de horribles, gordos, y molesos picotazos. Gemí mientras intentaba controlar las horribles ganas de rascarme toda entera.
Mi padre solía decir, con una sonrisa en los labios, que tenía la sangre dulce, porque los mosquitos siempre me picaban a mi.  Pero para mi no era nada gracioso. A ver ¿os divertiría estar siempre llena de granos y los demás sin ni un solo picotazo riendose de ti?
¡Pero esto ya es demasiado! ¡Nunca me habían picado tantos bichos a la vez!

Al final opté por ir a buscar mejillones. Caminé a lo largo de la playa con la mochila a cuestas hasta que llegué al final. Encontré unas olas de aspecto peligroso que rompían en unas rocas de aspecto aún mas peligroso. Ahi era donde tenía que buscar la comida. Ja, ja, que gracia.
Dejé la mochila en la arena y me acerqué a las rocas. Busqué un poco por las más bajas pero no encontra nada comestible. Me dispuse a escalar más arriba cuando me hice un corte en el pie. Lancé un chillido de dolor.
Esto va a ser más dificil de lo que pensaba.
-----------------------------

Observé a la chica, escondido entre el follaje.Parecía inofensiva, mucho más al ver sus graciosos esfuerzos por escalar la roca, pero quién sabe, alomejor me equivocaba.
Llamé al venerable Huenupan con un susurro y le pregunté qué ibamos a hacer con ella.
-Se paciente, Yuma. La observaremos y decidiremos mañana en la asamblea cómo actuaremos.-me contestó en el mismo idioma.
Seguí mirándola y sentí un poco de  compasión.
''No me gustaría estar en tu pellejo'' le dije mentalmente a la extraña chica que había aparecido en nuestra isla.

-----------------------------

Orgullosa de mí misma, pero bastante magullada y llena de cortes, esparcí los mejillones que había logrado coger por la arena.
Se me calló el alma a los pies, al recordar que tenía que cocinarlos para poder comermelos. Qué estúpida soy. Mira que acordarme de aquello justo ahora.
El cielo ya se estaba pintando de hermosos tonos rosados y anaranjados. Había dedicado todo el día a coger unos puñeteros mejillones que ni siquiera me podía comer.
Me bebí lo que quedaba de agua, muy a mi pesar, mañana tendría que adentrarme en el bosque para ir en busca de agua. Tras el segundo día sin comer intenté conciliar el sueño.
Me fue imposible, a causa del picor que me producían los granos y el horrible vacío en mi estómago.
Mañana tenía que conseguir comida, como muy poco agua o me moriría. Así de fácil.
Y al final, a causa de la falta de energía me dormí en un sueño lleno de pesadillas en las que ojos la miraban desde la penumbra.

lunes, 9 de agosto de 2010

Capítulo 2 Una carta desesperanzadora.

Me revisé entera, por si tenía alguna herida grave, pero todo parecía estar en orde, aparte de algunos rasguños que escocían un poco y algunos moratones. Después de eso decidí explorar la playa.
Estube caminando toda la tarde (supongo que es por la tarde) sin encontrar nada interesante hasta que el sol, el hambre y la sed me agotaron, y caí rendida al suelo. Comencé a sollozar, sintiendo que la angustia se apoderaba de mi. <> decía constantemente. Entonces a lo lejos divisé unas figuras oscuras y, al parecer cuadradas. Decidí, que con mis últimas fuerzas, iría a averiguar qué eran. Me sequé las lágrimas y me quité mi camiseta y mis pantalones empapados y rasgados, quedándome en bikini.
Entonces me acordé de Lucas. ¿Me estaría buscando? Alomejor ya había un equipo de rescate buscándome...
Eso me animó a seguir caminando.
Cuando llegué hasta donde había divisado los objetos, casi lloro de felicidad al identificarlos. ¡Eran maletas! Corrí hacia la que tenía más cerca y la abrí con manos temblorosas. Comencé a identificar lo que había dentro. Saqué un reloj de bolsillo de esos antiguos, un vestido antiguo también y una foto rota y con el cristal rasgado, en blanco y negro. Lo demás, supuse, se habría perdido en el mar.  Me quedé flipada cuando leí la fecha que ponía detrás:
3/9/1910
¡Dios mío! ¡1910! Observé la foto. 
En ella aparecía una niña de unos 6 años, preciosa y sonriente.
Lo más seguro es que estas maletas fueran de un barco que se había undido o algo así.
Fui revisando todas las maletas. En general todas contenían lo mismo (ropa, etc) pero algunas tenían cosas interesantes, que yo por supuesto, me las quedé por si acaso: una cantimplora, para disgusto mío vacía, un sombrero de paja, una brújula, una mochila enorme, unos prismáticos medio rotos pero que aun servían y una linterna de esas antiguas (recemos todos para que funcione).
Estaba contentísima de mi descubrimiento hasta que llegué a la última maleta.
En ella había otra cantinplora llena de agua (esta vez si que lloré de felicidad) otra brújula pero esta estaba rota y dos papeles doblados.
En uno había dibujado una especie de mapa de la isla, señalados los sitios donde había agua o comida, aunque había sitios en los que no sabía lo que ponía, pues habían caido gotas de agua y se había corrido la tinta.
En el otro había una carta que rezaba:
Espero que cuando encuentre alguien esto yo ya no esté aquí o esté muerto. Mi barco se hundió, llevándose a mi familia y yo acabé en esta isla...He podido descubrir que la isla está rodeada por unas fuertes olas, que impiden la entrada a barcos y también fuertes vientos que no dejan pasar avionetas. Sobre la isla también (no pude leer nada, una gota lo había fastidiado) En definitiva es imposible que te rescaten, tienes que salir por tus propios medios. Yo he decidido fabricar una balsa con troncos y salir de aquí una vez por todas. Lo más seguro es que muera, pero me da igual. Espero que sobrevivas, para ayudarte te dejo agua potable.
T. J.
Las lágrimas afloraron de mis ojos.
Esta carta había matado todas mis esperanzas. En mi cabeza solo resonaban estas palabras...
es imposible que te rescaten...fuertes olas...salir por tus propios medios...imposible....imposible....
Y ya no pude aguantar más. Alcé las manos al cielo.
-¿PORQUE YO?-grité-¿QUE HE HECHO PARA MERECER ESTO? ¿EH? ¡¡PORQUE!!
Me tapé la cara con las manos y comencé a llorar.
Pensé en Lucas
en mis padres
en mis amigas
en mis hermanas
en todo lo que había dejado atrás.
Llorando y llorando, me quedé dormida con una mueca amarga en mi rostro.


martes, 3 de agosto de 2010

Capítulo 1 El desastre

Apoyada en la barandilla del barco,la agradable brisa marina de aquella noche me dio de lleno en la cara, haciendo que mi cabello ondeara. Suspiré y aspiré varias veces, tratando de que aquel olor tropical tan agradable se quedara grabado en mi mente, pues este momento no se iba a repetir fácilmente. Lucas, la persona a la que amaba con locura, me había regalado un crucero de 1 semana para pasarlo nosotros dos solos, celebrando que ya llevábamos tres años juntos. En ese momento, noté que Lucas me abrazaba con ternura por detrás y me susurraba al oido:
-¿Te lo estás pasando bien, amor?
-Este es uno de esos momentos que nunca se olvidan.-le contesté en el mismo tono, perdiendome en sus preciosos ojos.
Me puse de puntillas para acercarme a sus labios y poderle dar un dulce beso. Me cogió la mano y yo apoyé la cabeza en su hombro, y juntos observamos el cielo estrellado.
-Te quiero-dijo cariñosamente Lucas
-Por siempre-afirmé.
Él se sacó una flor preciosa y tropical del bolsillo y me colocó el el pelo.
Destrozando aquel momento tan bonito, se olleron varios truenos seguidos a lo lejos.
-¿Cómo puede haber tormenta? El cielo está totalmente despejado-dije yo extrañada y asustada, desde pequeña me habían dado mucho miedo los truenos y las tormentas.
-Por aquí no, pero mira-señaló justo detrás nuestro unos nubarrones de aspecto peligroso- pronto tendremos la tormenta encima.
-¡Pero si aquí nunca llueve!- exclamé sorprendida, entonces me di cuenta de una cosa-Dime que este barco está preparado para tormentas fuertes-pedí asustada.
-Supongo que si...-contestó Lucas. Pero por la cara que puso supe que no era así. Estábamos en un apuro.
Entonces sonó otro trueno, mucho más cerca y aterrador que el anterior.. Yo grité aterrorizada y me aferré a Lucas
-Traquila, tranquila-intentó calmarme él, acariciándome el pelo igual de asustado.-Supongo que lo más seguro será irnos a nuestro camarote.
Entonces el barco se balanceó fuertemente, y to perdí el equilibrio y me caí. Comenzaron a caer gotitas y cada segundo llovía mas fuerte y el barco se balanceaba más y más. La voz de un encargado del crucero se oyó a lo lejos:
-¡¡Rápido, todos a los camarotes!! ¡¡Todo el mundo a sus camarotes!!
Intenté levantarme, pero el suelo estaba demasiado resbaladizo. Cada vez hacía más aire y el barco no parama de dar bandazos hacia un lado y otro. Lucas y yo estábamos empapados de lo que llovía y los truenos cada vez se oían mas cercanos.
-¡Vamos, tenemos que resguardarnos!-me apremió Lucas aterrorizado, ayudándome a levantar.
Nos dirigimos a trompicones hacia la entrada del camarote. Lucas abrió la puerta y entró . Cuando yo me disponía a entrar, una ráfaga de viento provocó que la puerta se cerrara de un portazo, dejandome a mi fuera. El barco dio una sacudida y yo me caí al suelo. Intenté con todas mis fuerzas levantarme pero me fue imposcible. A causa del balanceo del barco y del suelo resbaladizo me fui resbalando poco a poco a la barandilla.
-¡¡Que alguien me ayude porfavor!!-bramé aterrorizada
A lo lejos escuché a Lucas
-¡¡Ronnie ya voy a ayudarte!!
-¡No puedes, sería un suicidio salir allí fuera!-pareció contestar un empleado del crucero
-¡¡¡Sueltame, tengo que salvarla!!!!-gritó Lucas fuera de sí, al parecer forcejeando para soltarse
Noté un golpe en la espalda, me giré como pude y pudo observar horrorizada que había llegado hasta la mismísima barandilla. Conseguí incorporarme un poco pero en el momento que había recobrado el equilibrio, un rayo cayó en el barco. La escena parecía pasar a cámara lenta. Chillé con todas mis fuerzas y la onda expansiva me empujó y me arrojó al mar. Fui callendo poco a poco hasta que, con un sonoro chapoteo, penetré en el agua. Nadé a la superficie
-¡¡AYUDA PORFAVOR!! ¡¡SALVARME!!- grité desesperada.
Nadie contestó.
''No quiero morir, porfavor no me dejeis morir, porfavor''
Una ola me volvió a sumergir en el agua, y esta vez no tube sugiciente fuerza para volver a la superficie. Todo se fue volviendo negro poco a poco y lo último que pude pensar fue: ''Tequiero Lucas''
---------------------------------------------------------------------------------

Me desperté sobresaltada. La boca me sabía a sal y arena, que asco. Escupí un poco para quitarme el sabor. Los recuerdos me fueron viniendo a la cabeza poco a poco.
-¡No estoy muerta! ¡Me he salvado!-exclamé eufórica de felicidad.
Miré a mi alrededor para identificar en el lugar donde me encontraba. Al parecer me encontraba en la playa de una isla. La playa no era muy amplia y terminaba en una espesa jungla de aspecto peligroso y no sabía que tipo de animales podían habitar allí, ni si había civilicación.
No sabía si estar contenta o por lo contrario asustada... pues me encontraba en una isla desconocida... sin comida ni agua.
<>